Paso A Paso A La EternidadReligión y Espiritualidad

Reflexiones Bíblicas para cada día


Paso a Paso a la Eternidad.

LA BATALLA ES DE DIOS

Fri, 26 Apr 2024
LA BATALLA ES DE DIOS

Todas las personas que aceptan a Jesucristo como su Señor y Salvador, pasan a ser miembros de Su ejército para llevar el evangelio de la salvación a todas las personas que caminan a su condenación. En esta tarea como soldados de Cristo, tendrán que estar listos y preparados para ser atacados por el enemigo de Dios que no quiere que el evangelio de Cristo, alcance el corazón de las personas que están bajo su cautividad. Por eso cuanto más valientemente declaren la verdad del evangelio de la cruz, y más certeramente reflejen la vida de Cristo en sus propias vidas, mucho más se verán sujetos al ataque del enemigo para tratar de frenar sus ministerios. Pero en esta batalla no lucharán solos, ya que tendrán a Dios de su lado, quien luchará por ellos. Dijo: ¡Escuchen habitantes de Judá y de Jerusalén! ¡Escuche, rey Josafat! Esto dice el SEÑOR: “¡No tengan miedo! No se desalienten por este poderoso ejército, porque la batalla no es de ustedes sino de Dios. 2 Crónicas 20:15 NTV.

En nuestro compromiso de compartir el evangelio de la salvación, seguramente seremos atacados por el enemigo de Dios, quien astutamente utilizará a las personas que están bajo su control para que nos ataquen. En nuestro ministerio evangelístico, posiblemente seremos acusados falsamente de agravios no cometidos. Seremos atacados violentamente con chismes, calumnias y murmuraciones mal intencionadas para tratar de destruir nuestro testimonio. Seremos ridiculizados y relegados de los círculos sociales por compartir nuestra fe en el Unigénito Hijo de Dios. En ocasiones esta clase de ataques no vendrán directamente de personas que nunca han aceptado el evangelio, sino de las mismas personas que en algún momento formaron parte de la familia de Dios, pero ahora nuevamente son parte de este mundo perdido.

Ante todos estos posibles ataques que podamos sufrir por compartir el evangelio de nuestro Señor y Salvador, debemos recordar que en esta batalla nunca estaremos solos, ya que esta batalla va a estar liderada por Dios, quien siempre irá delante de nosotros, repeliendo todos los ataques que puedan realizar los enemigos del evangelio, y así, esos ataques no lleguen a lastimarnos. Porque esta batalla no es nuestra, sino del único Dios verdadero, el Creador de todo el universo. Si Dios pelea esta batalla, no debemos tener miedo a los ataques que puedan hacer los enemigos de la cruz. Debemos seguir adelante compartiendo el evangelio de la salvación, para que las mismas personas que nos ataquen, en algún momento puedan encontrar la libertad de su cautividad, alcanzar la salvación y la vida eterna en el reino de los cielos. Seamos los mejores soldados de este ejército liderados por nuestro amado Señor.

ALCANZAR LA PERFECCIÓN

Thu, 25 Apr 2024
ALCANZAR LA PERFECCIÓN

Llevar una vida de devoción a Dios, teniendo tiempos de comunión diaria con Él mediante la oración y el estudio de su Palabra, sirviéndole con los dones y talentos que hemos recibido, o participando activamente en las diferentes actividades de la iglesia, y entregando nuestras ofrendas y diezmos regularmente para la obra, no implica que hayamos alcanzado la perfección, porque mientras estemos en este mundo, nunca la alcanzaremos, por más que tratemos de llevar una vida en conformidad a la voluntad de Dios, cumpliendo y obedeciendo su Palabra. Esto se debe a que no podemos despojarnos completamente de nuestra vieja naturaleza que persiste morir tras nuestra conversión a Cristo.

Esta vieja naturaleza, en ocasiones toma el control de nuestras vidas y nos hace pecar. Un único pecado que cometamos, ya nos separa de la perfección que Dios anhela que tengamos todos sus hijos. Mientras estemos en este mundo, cada día debemos luchar por alcanzar esa perfección, tal como luchaba el apóstol Pablo para alcanzarla: “Con esto no quiero decir que yo haya logrado ya hacer todo lo que les he dicho, ni tampoco que ya sea yo perfecto. Pero sí puedo decir que sigo adelante, luchando por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo.” Filipenses 3:12 TLA.

El apóstol Pablo pese a llevar una vida de total obediencia a Dios tras su conversión a Cristo, y un fructífero ministerio, no creyó que había alcanzado la perfección. Por eso, hasta el último minuto de su vida en este mundo, luchó para alcanzar la perfección, pues tenía la plena convicción que el Señor le había rescatado de las tinieblas del pecado, y dado la salvación para ello. Al igual que el apóstol Pablo, no debemos considerar que al servir a Dios con los dones y talentos que hemos recibido, o llevando una vida ejemplar como hijos de Dios ya hayamos alcanzado la perfección. La perfección que Dios anhela de todos nosotros, solo la alcanzaremos cuando finalmente nuestros cuerpos sean glorificados por el Señor en su próxima venida para llevarnos al reino de su amoroso Padre celestial.

Pese a que no podamos alcanzar la completa perfección mientras estemos en este mundo, no debe ser una excusa para no tratar de luchar por alcanzarla. Mientras tengamos aliento de vida, debemos luchar por alcanzar la perfección, venciendo a todos los deseos de nuestra vieja naturaleza, manteniendo una estrecha comunión con Dios, y sirviéndole con los dones y talentos que hemos recibido. Cada uno de nosotros fuimos rescatados por Jesucristo para que luchemos por alcanzar la perfección que nuestro amoroso Padre Celestial anhela que tengamos. Solo al mantenernos luchando, nos mantendremos alertas para no ceder a los deseos de nuestra vieja naturaleza pecaminosa.

PRACTIQUEMOS LA PALABRA DE DIOS

Wed, 24 Apr 2024
PRACTIQUEMOS LA PALABRA DE DIOS

Desde muy temprana edad, los niños son instruidos por sus padres y por sus maestros en los valores éticos de la moral, pero pese a estas instrucciones, cuando llegan a la edad adulta, muchos se apartan de estas buenas enseñanzas y ponen en práctica todo lo contrario de la ética y la moral. Algo similar sucede con los creyentes. Cuando una persona llega a los pies de Cristo, es instruido en la palabra de Dios para que lleve una adecuada vida cristiana, pero pese a estas instrucciones, un gran número de creyentes no la practican, más bien obvian las instrucciones que han recibido, y siguen practicando las cosas que no le agradan a Dios. Pero todo creyente que escucha atentamente a las instrucciones de la palabra de Dios y las aplica en su diario caminar como hijo de Dios, recibirá las bendiciones del Padre eterno, tal como lo afirmó el Señor a todos sus discípulos: “Ahora que saben estas cosas, Dios los bendecirá por hacerlas.” Juan 13:17 NTV.

Todos los hijos anhelan recibir dádivas de sus padres, pero no todos están dispuestos a obedecer por eso, aunque anhelen, no todos serán recompensados, sino solo los hijos que muestren obediencia. Algo similar sucede con nuestro Padre eterno, Dios es eternamente generoso y quiere derramar de sus bendiciones en la vida de sus hijos, pero pese a este deseo, en su justicia no recompensará a los hijos rebeldes que no lleven una vida de obediencia a su Palabra, por lo contrario, en vez de recompensarlos, los disciplinará para que cambien esa rebeldía en obediencia. Porque Dios quiere que todos sus hijos pongan en práctica cada una de sus instrucciones, mandamientos y decretos.

Podemos conocer las Sagradas Escrituras de tapa a tapa, o tener todos los versículos memorizados acerca de la humildad, el desprendimiento, el amor y el servicio a Dios y a nuestro prójimo que nos enseña las Escrituras, pero de nada sirve tener este conocimiento de la Palabra de Dios si no lo ponemos en práctica. El verdadero valor y la verdadera bienaventuranza del conocimiento de la voluntad de Dios, reside en poner en práctica la Palabra de Dios. Si anhelamos agradar a Dios y recibir sus bendiciones, es necesario que apliquemos este conocimiento de las Escrituras en nuestra vida. Debemos vivir como hijos de Dios, en conformidad a Su voluntad, practicando cada una de sus instrucciones. Debemos tener una adecuada relación con nuestro Padre eterno, así como con las personas que nos rodean, mucho más si enseñamos y predicamos la fe cristiana a las personas inconversas. Debemos presentarnos ante el mundo pecador como ejemplos vivientes de la verdad, llevando un adecuado testimonio que honre y glorifique a nuestro amado Padre Celestial.

FINAL DE LOS TIEMPOS

Tue, 23 Apr 2024
FINAL DE LOS TIEMPOS

Ante los diferentes acontecimientos catastróficos naturales que se están dando, así como por la aparición de la nueva epidemia y los conflictos armados entre algunas naciones del mundo, un gran número de creyentes creen que el final de los tiempos anunciado en las Escrituras está muy cerca. Con este sentir, este grupo de creyentes a través de los medios digitales de comunicación, con sus publicaciones que realizan asegurando que el fin del mundo está cerca, están ocasionando que el resto de creyentes que no conocen profundamente las Escrituras se alarmen y pierdan la paz que deben tener como hijos de Dios. Los diferentes acontecimientos que se están generando alrededor del mundo en la actualidad, todavía no son señales que marcan que el fin del mundo está cerca. Esto lo dio a saber el Señor a sus discípulos en el pasado: “Ustedes oirán que en algunos países habrá guerras, y que otros países están a punto de pelearse. Pero no se asusten; esas cosas pasarán, pero todavía no será el fin del mundo.” Mateo 24:6 NTV.

Es un hecho evidente que las catástrofes naturales como los terremotos, maremotos, sunamis, tormentas eléctricas y explosiones volcánicas, así como la aparición de la nueva epidemia, la hambruna generalizada en los países subdesarrollados, el incremento de la violencia en algunos países, y los conflictos armados entre Israel e Irán, entre Rusia y Ucrania; causan temor y preocupación en la población mundial. Pero todos estos acontecimientos que se están generando son una pequeñez, y no el cumplimiento final de las palabras de nuestro Salvador. Pues cuando se acerque el final de los tiempos anunciados por Jesucristo, las catástrofes serán mucho mayor a las que la humanidad se ha enfrentado hasta el día de hoy. Por eso ante lo que estamos viviendo en el presente en nuestros países, no hay por qué alarmarnos, debemos seguir llevando una vida tranquila, por que todavía no estamos viviendo el final de los tiempos. Pero esto no implica que debamos descuidar nuestra relación con Dios.

Es cierto que no estamos viviendo en el final de los tiempos, pero esto no implica que nosotros no podamos dejar de existir en este mundo, puesto que no tenemos nuestra vida comprada, en cualquier momento nuestra vida terrenal puede terminar, y si esto sucede sin que hayamos estado llevando una vida que honre y glorifique a Dios, nuestro destino final pueda ser que no sea el cielo, si no el lugar de tormento eterno. Para no ser sorprendidos, debemos siempre permanecer en la voluntad de Dios, llevando una vida de obediencia a su bendita Palabra. Al llevar una vida así, podemos tener la certeza de que si Dios determina el final de nuestra vida en este mundo, nuestra alma no irá al lugar de tormento, sino al reino de los cielos.

NUESTRA AYUDA AL NECESITADO

Mon, 22 Apr 2024
NUESTRA AYUDA AL NECESITADO

La ayuda a los necesitados es una de las tareas que deben llevar adelante los seguidores de Cristo. En ocasiones, pese a nuestro enorme deseo de extenderles nuestra mano, nos encontramos con la realidad de que no contamos con los recursos económicos suficientes para hacerlo. Pero nuestra ayuda a los necesitados, no necesariamente debe ser con recursos económicos, puede ser diferente, tal como fue la ayuda brindada por el apóstol Pedro a un hombre cojo: “Pero Pedro le dijo: Yo no tengo plata ni oro para ti. Pero te daré lo que tengo. En el nombre de Jesucristo de Nazaret, ¡levántate y camina!.” Hechos 3:6 NTV.

La mayor parte de su tiempo, los discípulos de Cristo se dedicaban a compartir las Buenas Nuevas de salvación, razón por la cual no contaban con recursos económicos suficientes para ayudar a las personas necesitadas. Por eso en cierta ocasión cuando Pedro y Juan iban a entrar al Templo para compartir el evangelio, un hombre que por más de cuarenta años había estado cojo les pidió algunas monedas, el apóstol no le pudo dar lo que el hombre le pidió, pero le dio algo más valioso que el oro, la plata o cualquier otro tesoro valioso. El apóstol Pedro le dio sanidad física en el nombre de Jesús.

El Señor antes de enviar a sus discípulos a compartir el evangelio, les había dado poder y autoridad para expulsar toda clase de demonios, así como para sanar toda clase de enfermedades. Pedro sin duda tenía ese poder, por eso pudo compartir ese poder con el hombre cojo para que pudiera caminar. El apóstol Pedro no necesitó de recursos económicos para poder satisfacer la necesidad del hombre, sino que pudo hacerlo con el don de sanidad que había recibido de su amado Maestro. Pedro no le dio esa dádiva en su nombre, sino que lo hizo en el nombre del Señor, por que solo al Señor le pertenece el poder, la gloria y el honor por toda la eternidad.

Para poder ayudar a nuestro prójimo, no es necesario que nosotros o nuestra congregación cuente con recursos económicos suficientes. Si está en nuestras posibilidades, les podemos ayudar con recursos económicos, o si no, les podemos ayudar con los dones y talentos que hemos recibido del Espíritu Santo de Dios. Posiblemente algunas personas sin saberlo, pueda que necesiten unas palabras de aliento más que recursos económicos, o sanidad interna, o que oremos por ellos, o que los escuchemos hablar, o simplemente necesitan que alguien les haga compañía. Por eso, siempre debemos estar dispuestos a ayudar a nuestro prójimo, además debemos pedir a Dios que nos muestre la manera en que lo podamos hacer. Cuando brindemos nuestra ayuda, debemos dirigir las miradas a Dios, para que Él sea glorificado por nuestras buenas obras.

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