TRABAJAR DILIGENTEMENTE
2 Tesalonisenses 3:6 Y ahora, amados hermanos, les damos el siguiente mandato en el nombre de nuestro Señor Jesucristo: aléjense de todos los creyentes que llevan vidas ociosas y que no siguen la tradición que recibieron de nosotros. 7 Pues ustedes saben que deben imitarnos. No estuvimos sin hacer nada cuando los visitamos a ustedes. 8 En ningún momento aceptamos comida de nadie sin pagarla. Trabajamos mucho de día y de noche a fin de no ser una carga para ninguno de ustedes. 9 Por cierto, teníamos el derecho de pedirles que nos alimentaran, pero quisimos dejarles un ejemplo que seguir. NTV.
Las malas interpretaciones de las Sagradas Escrituras de algunos seudo maestros de la Palabra de Dios, llevan enseñanzas erróneas a los creyentes, quienes por su ignorancia las aceptan como verdades absolutas de parte de Dios para sus vidas. Las enseñanzas erróneas de las Escrituras no son nada nuevas, pues estas prácticas han sido una constante de quienes se oponen a la verdad de Dios, y fue visible también en la época ministerial del apóstol Pablo. En ese tiempo, algunos creyentes de la iglesia de Tesalónica, habían sido instruidos erróneamente, les enseñaron que debido a que la venida de Jesucristo podría tener lugar en cualquier momento, debían abandonar sus responsabilidades, dejar de trabajar, no hacer planes para el futuro y sólo esperar que llegara el día glorioso del regreso del Señor. Estas enseñanzas tenían algo de lógica, por eso algunos creyentes la acogieron y dejaron todas sus labores. Pero pronto, su falta de actividad les condujo al ocio y al pecado. Se convirtieron en carga para la iglesia, ya que tuvo que sostenerlos, desperdiciando los recursos y un tiempo valioso que pudo ser usado para ayudar a otros. No solo que llegaron a ser una carga para la iglesia, sino que también empezaron a entrometerse en la vida de los creyentes que no acogieron tales enseñanzas erróneas.
El creyente por ningún motivo debe dejar de trabajar o hacer sus actividades cotidianas, aun cuando sepa que el día y la ora del regreso de su Señor y Salvador está muy cerca. En su espera al regreso de Cristo, el creyente tiene que ser diligente con sus labores terrenales para poder suplir todas sus necesidades y las necesidades de sus familiares. Por testimonio ante los inconversos y los propios creyentes, el creyente no tiene que ser una carga para el estado, la iglesia o para su familia. Precisamente el apóstol Pablo ante la actitud de algunos creyentes de la iglesia de Tesalónica, ordenó a los fieles creyentes a que se apartaran de estos malos miembros del cuerpo de Cristo. Y a los que habían dejado sus labores, les ordenó a que volvieran a sus trabajos, recalcándoles que él les había dado un ejemplo de cómo debe actuar un hijo de Dios.
Pablo y sus compañeros mientras estuvieron en Tesalónica cumpliendo sus labores ministeriales, trabajaron duro para comprar lo que necesitaban en lugar de ser una carga para los creyentes de la iglesia emergente. Ellos como siervos de Dios y expositores del evangelio, tenían derecho de que los que eran beneficiarios de sus labores ministeriales, les sustentaran, pero no se acogieron a ese derecho, en su lugar, trabajaron durante su descanso de las labores ministeriales. La regla que siguieron fue si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Hay diferencia entre descanso y ociosidad. El relajarse y recrearse provee un balance necesario para la vida, pero cuando es tiempo de trabajar, los cristianos deben ser diligentes en hacerlo. Deben usar al máximo cada uno de sus talentos, aprovechar el tiempo y hacer todo lo necesario para buscar el sustento diario y el sustento de quienes dependen de ellos. Se debe descansar cuando se tiene que descansar y trabajar cuando se tiene que trabajar.
Queridos hermanos. El regreso de Cristo por los suyos posiblemente este cerca, pero esto no debe ser una excusa para dejar nuestras labores cotidianas como el trabajo y esperarle con los brazos cruzados.